Culiacán.- En las primeras horas del viernes, decenas de personas acudieron al Panteón Civil de Culiacán a limpiar, acomodar o preparar las ofrendas para día de Muertos. Unos cuantos permanecían junto a donde yacían sus difuntos para saludarse y recordar. Tímidamente, la sociedad culichi vivió la víspera del día de muertos con la visita a los Angelitos.
En el tramo de la avenida Aquiles Serdán y Aldama se cerró el cruce a vehículos, para dar seguridad a los comerciantes y visitantes. Flores y veladoras abundaban, así como los limpia tumbas que se acercaban a ofrecer sus servicios. "Le ayudo con la limpieza o le acarreo agua" ofrecían.
Más adentro del Panteón principal de la ciudad, grupos de personas preparaban la especie de fiesta para el día siguiente, puesto que las flores, que apenas abrían su botón, se acomodaban en las cubetas de agua. Las deslavadas estatuillas de santos y vírgenes eran repintadas y resanadas: el camino “de regreso a la vida” estaba quedando listo.
Espérate a mañana, vas a ver qué bonito queda el arreglo de flores; ahorita apenas empezamos", decía una mujer que adornaba la tumba de su hijo fallecido.
Oficiales vigilantes se acordonaron a las afueras del cementerio para estar atentos a cualquier contingencia. También paramédicos de Cruz Roja tomaban sus lugares, pues la fiesta a veces se sale de control.
Así se empezó a vivir el retorno de los difuntos en Culiacán, a través de la memoria, atención y cuidado de las tumbas por los familiares, con el día primero de los Angelitos lleno de preparativos y diligencias, una tradición a veces indiferente para algunos y arraigada para otros, pero jamás ignorada.
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